martes, 1 de diciembre de 2009

Que le den vacaciones a la Parca.

Ya he comentado alguna vez el agujero que me produce en el estómago el hablar de la muerte. Ya he comentado que me horroriza pensar en lo sibilina que puede llegar a ser, hoy estás bien y mañana quién sabe. Solo hace unos días que escribí sobre la muerte de un amigo de mi hija y hoy, nuevamente, vuelvo a escribir sobresaltado con la noticia de la muerte de una persona querida para mí.

Me costó ponerle cara, hacia tantos años que no nos veíamos que tarde en reaccionar. Cuando por fin lo hice los recuerdos empezaron a amontonarse en mi cabeza, años y años de recuerdos, siempre felices al lado de este compañero de juegos. Era una persona algo introvertida pero se esforzaba por integrarse en un grupo que no siempre entendía que sus prioridades, sus intereses o su forma de pensar no fuera la misma que unía al resto. No en vano, sin ser el centro de atención, era la persona que contaba un chiste en el momento adecuado, tenía una idea siempre que a los demás nos escaseaban, una palabra amable cuando la necesitabas,... era de esas personas que sin hacerse notar, sin necesitar aprobación era y estaba cuando había que "ser" o "estar".

La vida nos llevó a todos por caminos distintos y aunque con algunos me ha sido casi imposible mantener la comunicación, siempre he sentido que están ahí y que yo les estaré esperando cuando la vida decida volvernos a juntar. Ahora la Parca ha decidido que ese reencuentro contigo no se produzca jamas y entonces me he dado cuenta de que te echaré de menos. De todas formas te encontrarás con amigos ayoinos que también nos faltaron hace ya algunos años, dile a Carlitos y a Hector que a ellos también se les echa de menos.

Un saludo

1 comentario:

IRM dijo...

Es precioso lo que has escrito...y sentido.. me imagino que después de lo del amigo de tu hija (suerte ha tenido ella de teneros al lado para pasar el trago) esto ha sido aún más mazazo... yo siempre pienso lo injusto que es que haya gente queno valere la vida y los que están en ella felices, terminen así... Yo tampoco tuve una relación muy estrecha con él, de niños, por los vínculos familiares (me recuerdo yendo a su casa a ver a su recién nacido hermano), pero tampoco demasiado y mira, me viene una noche, enfrente del bar de Loli, en aquellos escalones de piedra de la casa que ya no está, comiendo pipas y por casualidad coincidimos y tenía Toño un día de estos graciosos, contando chistes y todo lo que decía tenía gracia o nos lo parecía... En estos días me he acordado mucho de sus padres, con los que suelo coincidir y que me contaron de su boda, que vivía cerca de mi, de su niño... cuántas lágrimas... qué pena...