
Tengo una amiga bloggera, enamorada de nuestro pueblecito zamorano, empeñada en que no olvidemos ni uno solo de los detalles que rodean a la localidad: costumbres, paisajes, vocablos, sonidos, olor, vestimentas... y ahora le dio por las anécdotas.
Contó en una de sus últimas entradas una historia familiar que me hizo recordar las anécdotas vividas en mi pueblo, casi todas alegres y las desagradables endulzadas por la perspectiva que te da recordarlas después de los años. Entre ellas recordé dos entrañables porque estaban relacionadas con niños y decidí, copiando a los de "El hormiguero", escribírselas. No podía dejar de escribirlas aquí.
* Cuentan las lenguas (que para esto no hay malas ni buenas) que hace muchos años, D. Felipe, preguntó a sus alumnos lo que serían de mayores. Uno tras otro, los niños, fueron diciendo cual era la profesión que más les atraía; de repente uno de los niños contesto: "yo de mayor quiero ser lobo para correr por el monte", D. Felipe ni se inmutó, siguió la pregunta a más niños y llegó el turno de un hermano del "lobo" que contestó: "yo de mayor quiero ser perro", esta vez D. Felipe sí preguntó: "¿y por qué quieres ser perro?" a lo que el niño contesto: "para correr detrás de mi hermano".
* Se cuenta que D. Felipe tenía la costumbre de premiar a los niños que se sabían la lección dando vueltas sobre si mismos, cuarto de vuelta correspondía a un "así así", media vuelta no estaba mal y vuelta completa era lo más de lo más. En una ocasión pregunto la lección a un niño de Ayoó, tierno infante en aquella época y buen amigo en la actual, el niño contesto muy bien a la pregunta y D. Felipe le premió con vuelta entera, mientras la daba el niño comenzó a frotarse las manos y dijo: "como Dios, como Dios"; D. Felipe se levantó pausadamente de su silla, se acercó a él y le sacudió una sonora bofetada mientras le espetaba: "como Dios no está nadie". ¡¡¡Con D.Felipe nunca se acertaba!!!.
Un saludo